Interesante Nota que acaba de salir en la Revista de la S.E.I. (Sociedad Española de Ilusionismo)
Les recomiendo su lectura.. ;-)
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Gracias Gonzalo Albiñana..!!
TEXTO COMPLETO:
Mago
para niños
Me
considero “Mago Infantil”. Otros me llaman “Mago para niños”. Y si bien le
dedico mi magia a los más pequeños desde hace casi treinta años aún hoy, en el
día a día, me sigo preguntando por dónde pasa esto de dedicarles mi magia.
¿Hacer
Magia para niños es hacerlos reír? ¿Es sorprenderlos? ¿Es asombrarlos? Siento
que son las tres cosas a la vez. ¿Prioridades?
Es
extraña la pretensión del mago infantil: sabiendo que el niño cree en su magia
espera el asombro que le de sentido a sus pases mágicos.
Si
todos los niños saben que el mago hace aparecer conejos: ¿Porqué se asombrarían
de que lo haga?
¿Debemos
esperar el asombro o el placer?
Cuando
un niño se acerca en privado para decirnos: ¿A ver, si sos mago haceme aparecer
una pelota de fútbol? -¿Esta esperando que lo hagamos o que no?
¿Cuando
nuestro automóvil se descompone y lo llevamos a reparar acaso no esperamos que
lo reparen? ¿Este seria un pensamiento mágico o lógico?
¿Esperar
que el mago haga aparecer conejos y pelotas de fútbol sería un pensamiento
mágico o lógico?
¿Acaso
los magos no somos los realizadores de deseos? ¿Acaso nuestra tarea como magos
para niños no es preservar la ilusión en quienes ya la tienen?
Prolongar
la magia mas allá de nuestra presencia. Creo que ese debería ser nuestro
objetivo. Que la magia siga existiendo una vez que nos hayamos ido. Que seamos
el instrumento, no la meta. Dejar de lado nuestro ego de conocedores de
secretos y sabernos al servicio de los niños. Dejarles el lugar de
protagonistas. Mostrar nuestra parte más humana, más lúdica sin perder de vista
que cuentan con nosotros como responsables a cargo.
Una condición extraña.. la de compañeros de juego y la de guías naturales a la
vez. No imponernos por la fuerza sino por el amor. Amor a la magia, a compartir
nuestro juego, a disfrutar del de ellos.
Los
adultos solemos creernos los dueños del conocimiento y ese fatal error nos
lleva a no disfrutar del camino. ¿Quién estableció que las cosas deben ser de
tal manera y no de otras?
Por
corregir nos perdemos el disfrutar. Por buscar lo convergente nos perdemos lo
divergente. El pensamiento creativo se nutre de los errores. Y la construcción
misma del conocimiento se basa precisamente en un probar, ensayar y errar,
buscar, proponer.. imaginar y jugar..!!!
No
hace tanto una niña en la previa al espectáculo me pregunta: "¿Que
magación vas a hacer?" - Hermosa, divina..!! Inocente en su pregunta.. una
lección de vida..!!
Los
adultos no solemos ser inocentes en nuestros juegos. Ya “sabemos”. Ese saber
nos suele llevar por caminos conocidos. Nos aleja de lo vital, de lo
imprevisto, de lo que surge, de lo nuevo, de lo que contiene esa energía
arrolladora e innovadora. El quedarnos en el saber nos alejará del espíritu
libre de los niños. Si queremos jugar a hacer magia de la mano de ellos debemos
recuperar la ignorancia, la inocencia. Desaprender para volver a crear. Aceptar
la incertidumbre y estar abiertos a lo que viene, a lo que nos llega. A lo que
nos proponen los niños en su espíritu transgresor. Buscar dentro nuestro ese
espacio de juego, de risas y conectar desde ahí con los niños.
¿Y
cuándo ya están más grandecitos?
Quebrando
el descreimiento e instalando el volver a creer
“Vos no hacés Magia, hacés trucos..”
A cierta edad los niños sienten ese
impulso desde lo personal y desde lo social a separarse de la idea de sentirse
nenes y querer empezar a sentirse “grandes”. No siempre esto va acompañado en
un correlato con una verdadera maduración intelectual y afectiva. Muchas veces
se da impulsado, y por eso hago mención a lo social, por un querer sentirse
parte de un grupo y dentro de éste, ocupar un rol importante.
Desde ese lugar es que muchos toman el
lugar de buscar desenmascarar al mago, ya que desenmascarando el “truco” se
sale del lugar de “nene engañado”.
Nuestra función deberá ser revalorizar,
devolver, restituir..! Darle un giro a esa idea de “engaño” que descubre el
chico que incluyó muchas de las situaciones fantásticas vividas en su infancia.
El chico acaba de incorporar en su bagaje emotivo la certeza de que muchas de
las situaciones “mágicas” vividas por él a lo largo de su corta vida no han
sido tales sino el fruto de pequeños “engaños”: los Reyes Magos eran los papás,
el Ratoncito Pérez lo mismo.. Papá Noel vaya uno a saber quien… una “desilusión”
tras otra.
Estas desilusiones naturales como parte
de un proceso darán paso a la “Elección de la ilusión”, ya no como pensamiento
mágico sino como decisión de dejarse ilusionar.
Ahora, desde nosotros y más que nunca,
valdrá todo lo anterior:
Restituir la idea del valor de la ilusión será
nuestro objetivo. Diferenciar la idea del engaño y la mentira de la ilusión,
del fantasear, del creer sanamente en el valor de lo lúdico, del juego.
Que el “..y si jugamos a..” sea, más que un desafío
a su intelecto, la puerta de entrada que habilita nuevamente a vivir
situaciones asombrosas, divertidas, placenteras..!!
Si de eso trata la Magia para niños: llevar
ilusión, valorizar el juego, dar placer..!!